Colectiva "Chillida, Barceló y Valdés"

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Esta navidad “Gabriel Vanrell-Galeria d’Art” tiene el placer de presentarles la exposición “Chillida, Barceló y Valdés”. La colectiva que hemos seleccionado recoge un trio inmejorable de artistas españoles cuyo denominador común es la investigación continua en técnicas, materiales y diferentes estilos para conformar un lenguaje propio, único y personal. Otro elemento en común es que los tres se han servido de la obra gráfica, en todas sus variables técnicas, para experimentar y potenciar los valores plásticos de su obra. Se trata por tanto de tres personajes claves en el desarrollo artístico español pasado y presente. La muestra se compone de una veintena de obras cuidadosamente seleccionadas de nuestro fondo de arte y donde se podrán apreciar tanto obras originales como obra gráfica. La exposición es una muestra del desarrollo artístico de vanguardia en España a lo largo del siglo XX hasta llegar a nuestros días.

Artistas

Valencia, 1942.

Manolo Valdés

Manolo Valdés es un pintor y escultor valenciano. En 1957 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Ya en los primeros trabajos ejecutados, el joven Valdés demostró una capacidad creadora y una habilidad técnico-formal fuera de lo habitual. En 1962 presentó un conjunto de obras en ese estilo en la Galería Nebli de Madrid, en la que supuso su primera exposición individual.

Asimismo, a principios de los años sesenta, Valdés, junto con los artistas Gorris, Juan Antonio Toledo y Rafael Solbes, entre otros, y el historiador del arte Tomás Llorens, constituyó el grupo Estampa Popular de Valencia. Para ellos, las nuevas expresiones artísticas, debían tomar en consideración el lenguaje y los recursos visuales procedentes de los medios de comunicación de masas.

En 1964 Manolo Valdés, Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo se escindieron de Estampa Popular y formaron el Equipo Crónica. Un año después Toledo abandonaría el proyecto y éste quedaría, hasta la muerte de Solbes, en 1981, en manos de los dos primeros. El Equipo Crónica, surgió como una crítica al individualismo y a la imagen romántica del artista genio. De ahí la idea de disolver la personalidad de los artistas bajo un nombre colectivo y, a la vez, anónimo.

Desde el primer momento el Equipo Crónica consideró que las imágenes, ya provenientes de la alta cultura ya de la cultura de masas, eran esencialmente un vehículo comunicativo. Para ambos artistas, una imagen procedente del cine, el cómic o las revistas ilustradas tenía idéntico valor que una reproducción gráfica de una pintura de Velázquez, Van Gogh o Picasso.

En 1981, cuando estaban trabajando en la que a la postre sería su última serie, Lo público y lo privado, falleció Rafael Solbes. Manolo Valdés decidió por tanto emprender camino en solitario.

La primera exposición fue en la Galería Maeght de Barcelona en 1982. Presentó un conjunto de pinturas y esculturas en las que había reelaborado, sirviéndose de distintos lenguajes vanguardistas, el famoso Retrato de la reina Mariana de Austria de Velázquez. En una línea parecida a la del Equipo Crónica, esa mezcla de motivos y estilos dispares daba lugar a una Mariana transmutada, a una Mariana que rebasaba los referentes historicistas para convertirse en un homenaje al propio quehacer artístico.

A lo largo de los años ochenta fue incorporando un nuevo sentido del tratamiento pictórico que lo alejó de su etapa en el Equipo Crónica.  Sus trabajos se acercaron técnicamente a los de pintores informalistas como Millares, Tàpies, Burri o Dubuffet. También en esos mismos años, la escultura fue ocupando un papel cada vez más relevante dentro de su producción.

En 1989, se trasladó junto con su familia a Nueva York, ciudad en la que ha seguido viviendo y trabajando desde entonces. Continuó con esa línea de trabajo basada en la asimilación y reelaboración de objetos y de obras de arte. Entre octubre de 2002 y enero de 2003, el Museo Guggenheim Bilbao le dedicó una importante retrospectiva.

 

 

Felanitx, (Mallorca), 1957.

Barceló

Miquel Barceló, es uno de nuestros más internacionales artistas. Dotado de una formidable fuerza creativa, su obra abarca desde inmensas telas y murales hasta esculturas de terracota y cerámica. Fue decisiva su formación autodidacta.

En 1976 participó en los happenings y las acciones de protesta del grupo Taller Llunàtic, y con ellos realizó su primera exposición en Barcelona, en la galería Mec-Mec, en 1977; al año siguiente expuso en Mallorca telas cubiertas de pintura a las que incorporaba elementos orgánicos. Los principales museos y galerías del mundo comenzaron a reclamarlo y sus cuadros alcanzaron una elevadísima cotización. Con igual premura llegaron importantes galardones: 2003 recibiría el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. En 2007 inauguró un extraordinario retablo cerámico en la capilla del Santísimo de la catedral de Palma de Mallorca, que recrea el milagro de los panes y los peces. En noviembre de 2008 se presentó al público la decoración de la cúpula de la Sala XX del Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra, bautizada como "Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones".

La pintura barroca, el art brut, el expresionismo abstracto norteamericano, el arte povera italiano, las obras de Joan Miró y Antoni Tàpies se cuentan entre las influencias que Barceló ha transfigurado en una formidable síntesis personal de índole neoexpresionista y de desbordante imaginación, de densa presencia  matérica e inmensa riqueza plástica.

 

 

San Sebastián,  1924- 2002.

Chillida

Eduardo Chillida Juantegui, su actividad comienza en torno a 1948, cuando se traslada a París. Allí entabla amistad con Pablo Palazuelo. En 1950 regresa a San Sebastián, se casa con Pilar Belzunce y se instalan en Villaines-sous-Bois. Cuando nace el primero de sus hijos regresa definitivamente a San Sebastián y comienza a trabajar en Hernani en una fragua, donde el hierro introduce un cambio fundamental en su trayectoria. Por sugerencia de su amigo Pablo Palazuelo, hace en 1954 su primera exposición individual.

Sus primeras esculturas son obras figurativas, torsos humanos tallados en yeso. En todas ellas, el punto de partida es la escultura griega arcaica, pero se aprecia ya su preocupación por la forma interior además de tener un marcado sentido monumental. Poco a poco tendió hacia formas más abstractas.

Alrededor de 1951, con su empleo en la fragua, se inicia en el trabajo del hierro. Emprende entonces un ciclo de esculturas no imitativas, yendo en aumento su preocupación por la introducción de espacios abiertos. Huye de la imitación de la naturaleza y va en busca de la creación e invención. Cada una de sus obras plantea un problema espacial que trata de resolver con la ayuda del material, según las características o propiedades del mismo.  Centrado en el empleo del hierro ejecutó a veces unas obras de macizo aspecto y otras más aéreas. Siempre intentando captar el espacio a base de ritmos geométricos que lo estructuraban arquitectónicamente.

En 1957 abre una nueva etapa de experimentación. Hasta entonces, en su lenguaje predominaban las líneas horizontales, verticales y curvas y ahora adoptará ritmos lineales más movidos e inquietos, de difícil comprensión. Eduardo Chillida optará por unos materiales u otros de acuerdo a las posibilidades estructurales de los mismos.

Desde la década de 1980, se especializa en la instalación de piezas de grandes dimensiones en espacios urbanos o en la naturaleza, que contraponen la masa y el espacio

 

 

Obras